Image Image Image Image Image
Scroll to Top

To Top

Ideas para vivir experiencias y disfrutar de la ciudad de Barcelona

La Barceloneta, barrio de aires marineros

El barrio de la Barceloneta, zona prácticamente deshabitada hasta mediados del siglo XVIII. Por su cercanía al mar y al puerto, los pescadores y gente relacionada con la actividad portuaria fueron los primeros en fijar su residencia en esta parte de la ciudad de Barcelona.

Actualmente, la Barceloneta sigue oliendo a sal y a un ambiente mediterráneo. El barrio sigue teniendo ese aire de pueblo marinero ajeno a la ciudad que siempre le ha caracterizado. Aunque la atmósfera, sobretodo en verano, ha cambiado con la llegada de nuevos vecinos y turistas que lo visitan.

La Barceloneta nos brinda la ocasión de poder sentir su esencia, descubrir sus encantos más marineros y singulares a través de un pedante recorrido.

El barrio de la Barceloneta, zona prácticamente deshabitada hasta mediados del siglo XVIII. Por su cercanía al mar y al puerto, los pescadores y gente relacionada con la actividad portuaria fueron los primeros en fijar su residencia en esta parte de la ciudad de Barcelona.


El Palau de Mar
, antiguo edificio construido en 1881 y situado en el Passeig Joan de Borbó, cuyo interior albergaba antiguamente los Almacenes Generales de Comercio del puerto. Éste puede ser un buen punto de partida. Hoy en día se sitúa el Museu d´Història de Catalunya. El museo muestra una exposición permanente sobre la historia de Catalunya, desde la época de la prehistoria hasta su industrialización.

Paralelo al paseo, el Moll dels Pescadors, cada sábado y domingo se extiende un mercadillo con una gran repertorio de puestos que venden toda clase de ropa, complementos, marroquinería y souvenirs. Al final del paseo se levanta la Torre del Rellotge, que funcionó como el faro del puerto hasta mediados del siglo XIX. Cuando el puerto se modernizó, las tareas de señalización dejaron de ser necesarias y para mantener su silueta, la torre se convirtió en un reloj. Junto a ella se sitúa la cofradía de pescadores.

Una vez que se adentren en la antigüedad del lugar podrán visitar la iglesia barroca clasicista de  Sant Miquel del Port, de planta cuadrada y con una enorme cúpula sostenida por cuatro pilares, situada en la plaza de la Barceloneta. Asimismo, siguiendo sus estrechas callejuelas y atravesando particulares plazoletas animadas por el paso de los transeúntes, llegarán al mismo corazón del barrio, donde encontrarán el mercado, de concepción postmoderna, el cual fue renovado hace poco por el arquitecto Josep Mías y contiguo a él, existen todo tipo de pequeños comercios peculiares.

Cuando se alcanza el Paseo Marítimo de la Barceloneta y sus playas, el ambiente cambia, se convierte en una zona más cosmopolita y viva. Un lugar lleno de colores y olores propios que harán despertar los sentidos, en especial los que provienen de los restaurantes situados a pie de playa donde podrán degustar un buen pescado fresco y sabrosos arroces.

Actualmente, la Barceloneta sigue oliendo a sal y a un ambiente mediterráneo. El barrio sigue teniendo ese aire de pueblo marinero ajeno a la ciudad que siempre le ha caracterizado. Aunque la atmósfera, sobretodo en verano, ha cambiado con la llegada de nuevos vecinos y turistas que lo visitan.

La Barceloneta nos brinda la ocasión de poder sentir su esencia, descubrir sus encantos más marineros y singulares a través de un pedante recorrido.

El Palau de Mar, antiguo edificio construido en 1881 y situado en el Passeig Joan de Borbó, cuyo interior albergaba antiguamente los Almacenes Generales de Comercio del puerto. Éste puede ser un buen punto de partida. Hoy en día se sitúa el Museu d´Història de Catalunya. El museo muestra una exposición permanente sobre la historia de Catalunya, desde la época de la prehistoria hasta su industrialización.

Paralelo al paseo, el Moll dels Pescadors, cada sábado y domingo se extiende un mercadillo con una gran repertorio de puestos que venden toda clase de ropa, complementos, marroquinería y souvenirs. Al final del paseo se levanta la Torre del Reloj, que funcionó como el faro del puerto hasta mediados del siglo XIX. Cuando el puerto se modernizó, las tareas de señalización dejaron de ser necesarias y para mantener su silueta, la torre se convirtió en un reloj. Junto a ella se sitúa la cofradía de pescadores.

Una vez que se adentren en la antigüedad del lugar podrán visitar la iglesia barroca clasicista de  Sant Miquel del Port, de planta cuadrada y con una enorme cúpula sostenida por cuatro pilares, situada en la plaza de la Barceloneta. Asimismo, siguiendo sus estrechas callejuelas y atravesando particulares plazoletas animadas por el paso de los transeúntes, llegarán al mismo corazón del barrio, donde encontrarán el mercado, de concepción postmoderna, el cual fue renovado hace poco por el arquitecto Josep Mías y contiguo a él, existen todo tipo de pequeños comercios peculiares.

Cuando se alcanza el Paseo Marítimo de la Barceloneta y sus playas, el ambiente cambia, se convierte en una zona más cosmopolita y viva. Un lugar lleno de colores y olores propios que harán despertar los sentidos, en especial los que provienen de los restaurantes situados a pie de playa donde podrán degustar un buen pescado fresco y sabrosos arroces.